Festivales de verano 2023: ¿Se doblará la apuesta de la temporada anterior?

Tras escribir anteriormente sobre los festivales de verano de 2022, me pregunté: ¿Cuánto tardarán en medirse el tamaño (del cartel)?  

En menos de una semana, se han publicado varios carteles de festivales que hay dispersos por el territorio peninsular y por Europa. Hoy hablaremos de los ejemplos que se han elegido para poder hacerse a la idea que la próxima temporada de festivales de verano viene fuerte.  El anuncio por parte de Primavera Sound que obviamente nos pilló por sorpresa, y fue al enterarnos, que el primer artista confirmado era Depeche Mode. Al verlo, nos planteamos la pregunta del encabezado. No hubo que esperar demasiado para que se desvelara el cartel completo. 

Destacamos los artistas que veríamos: 

PET SHOP BOYS – GHOST – LE TIGRE – KENDRICK LAMAR – DEPECHE MODE – BAD RELIGION – THE MARS VOLTA – CHARLOTTE DE WITTE – LOS GANGLIOS – DISCO PURPLE MACHINE – VITALIC 

Y digo que veríamos, por la sencilla razón de que no asistiré, por agenda y precio desorbitado. Cómo cualquier empresa quiere recuperar lo antes posible las pérdidas generadas en el sector a consecuencia de la pandemia. La subida de precios de la mayoría de macro festivales es una realidad. Y como consecuencia, aparecen planes de pago a plazos, con letra pequeña, obviamente.  

El modelo de negocio ha cambiado para la edición del próximo año, se suma nueva localización y Madrid es la ubicación escogida para compartir sede con Barcelona. Durante la edición del 2022, se celebró durante los días 2 al 11 de junio, los precios variaban desde los 245 euros y los 450 para los pases VIP. En la web del festival, el importe del abono es de 325 euros (más impuestos, obviamente) para ambas ciudades con el Primavera a la Ciutat incluido. 

Cabe decir, que el precio se reduce, si se adquiere el pase para las dos ciudades, por 520 euros, al que hay que sumar viaje y hospedaje en ambas ciudades si no resides en alguna de ellas. Los pases VIP, los precios varían de los 545 a los 900 euros para tickets de ambas ciudades. 

Las entradas por días tampoco son una excepción, con una variación de precio de los 125 a los 185 euros, comparando precios de la edición del 2022 y la de 2023, Se pueden adquirir entradas para residentes por 275 euros, más gastos de distribución. La pregunta que debemos preguntarnos: ¿Vale la pena acudir al mismo festival en dos ciudades distintas? 

Aquí se plantea un cambio de paradigma alarmante y peligroso para los consumidores, en caso de que se genere deuda. Asociaciones de consumidores reconocen que abordaron recientemente esta problemática, y aun no cuentan con protocolos para alertar a consumidores sobre el tipo de compra que están realizando. Son dos factores que son la causa de esta subida de precios: la pandemia y la inflación. Los costes de producción de un festival de gran tamaño se han visto afectados. Levantar escenarios, conectar cables, antes era más barato, por el cierre de empresas que daban apoyo logístico a festivales, la escasez de material y personal, dan como resultado que los precios se disparan. 

Los modelos de contratación también han cambiado, los festivales franquiciados, implican mayor inversión para obtener mayor beneficio, el Brexit ha provocado escasez de artistas británicos al enfrentares a un muro diplomático para la entrada en la Unión Europea. La música en directo facturó más de 380 millones de euros en 2019 en nuestro país, pero la pandemia arrasó con un sector que ha tenido que reinventarse para volver a ser referencia en los planes de ocio culturales programados para el verano. 


Primavera Sound es un caso destacable al implementar “entradas con hipoteca”, donde se indica no devolverán los pagos realizados si el usuario no cumple con los plazos indicados, así lo recoge Nacho del Río el pasado 1 de diciembre en La Sexta


Festivales de verano de este año, la vuelta tras COVID se traduce en caos. ¿Qué ha pasado?

Durante el 2022 han vuelto los festivales durante la temporada de verano tras un parón de dos años, con la «normalidad» (o casi) de la pre-pandemia, y con ellos, los asistentes tras dos años de espera, las ganas de volver a vivir y disfrutar la experiencia de asistir a un festival en verano con sol y buena música.

El parón de 2 años: Aquí se genera el escenario perfecto para que las empresas que organizan festivales recuperen las perdidas provocadas durante ese tiempo de inactividad como consecuencia de la pandemia por COVID. Si se recupera durante este año, pues mejor. Como todos sabemos, el objetivo de cualquier empresa, es ganar dinero; no verlo es de ingenuos. Pero podemos preguntarnos, ¿Cómo lo hacen? No se trata de exponer las finanzas de esas empresas. Mas bien se trata de entender que recortar para maximizar beneficios, suele ser el publico quien termina pagando y no solo de forma económica.

Prensa y festivales.

Por norma general, los grandes medios de comunicación (especialmente los tradicionales) suelen informar, a base de píldora informativa, sobre dichos festivales y los cabezas de cartel e incluso hablan mas del artista de moda, que de aquel artista que lleva décadas de carrera en su trayectoria musical. Por eso, podemos dar las gracias a la prensa especializada, sea grande o pequeño, independiente o no, para mi tiene mas rigor en su relato siendo mucho mas acorde a la realidad.

Durante la temporada de verano de 2022, han sido varios los titulares que aparecieron en medios de tirada nacional y medios digitales internacionales y nos llamaron la atención como el que dejamos a continuación:

La vuelta de los festivales dos años después: entre contratiempos y récords de asistencia

Las colas del Primavera Sound o del Tomavistas o los incidentes del O Son Do Camiño han puesto el foco en la organización de estos eventos musicales…

Por Marina Prats – 18/06/2022 09:54am CEST


Organizadores irresponsables.

La organización de eventos no es un trabajo para cualquiera, y mucho menos un macro festival de dimensiones gigantes para cientos de miles de asistentes.

En España existe una amplia oferta de festivales, que año tras año aparecen nuevos festivales dispuestos a hacerse con su espacio en un mercado, que en ocasiones esta sobresaturado dependiendo de la ciudad en la que habites. Algunos de ellos, suelen presentarse como alternativas a otros festivales mas grandes con sus precios, por lo general, prohibitivos para la mayoría de bolsillos de los mortales.

Durante este caluroso verano, me llamó la atención el Iboga Summer Festival y la campaña que se ha lanzado de Change.org, que mediante la recogida de firmas pretende presionar a la organización para dar la cara y que sean valientes para responder a las reclamaciones de los asistentes. Puedes apoyar la causa en este enlace DENUNCIA COLECTIVA IBOGA

Un acróbata muere tras un fallo en un espectáculo en directo durante el Mad Cool

El artista realizaba una performance en el intermedio de los conciertos del festival madrileño, cuando se desplomó contra el suelo frente a miles de personas.

FYRE: El festival en el paraíso que nunca existió.

La historia de Fyre Festival es de lo mas rocambolesco, ya que este se vendía como un festival enfocado para elite de niñatos (de más 30 años) millonarios, la ubicación paradisiaca en Las Bahamas, en una de las islas de Pablo Escobar, rodeado de modelos como Kendall Jenner, Bella Hadid o Hailey Baldwin, cenas de lujo de la mano del chef Stephen Starr en una villa junto al mar y todo aquello que una Visa Platino con dinero de papá pueda pagar… ¿Qué podría salir mal?

La respuesta a la pregunta la encontramos en internet. Tal fue el desastre, que se han llegado a estrenar dos documentales sobre ello. Uno estrenado en Netflix, titulado ‘Fyre: The greatest party that never happened’ (‘Fyre: La mayor fiesta que nunca sucedió’), y el otro en la plataforma de pago Hulu, llamado sin tapujos ‘Fyre Fraud’ (‘El fraude de Fyre’). Y es que efectivamente, fue un fraude en toda regla . Una estafa.

Los casos expuestos, pueden esbozar una sonrisa al verlo o leerlo por que son dos ejemplos donde no se han contabilizado heridos de gravedad o mortales. Pero existen otros ejemplos, donde la comedia se convierte en todo lo contrario. Los organizadores tienen (o deberían tener) el objetivo de velar por la seguridad del publico asistente y de sus trabajadores.


Paz, amor y rabia.

El documental que se estrenó en la plataforma Netflix, nos presenta una cinta que narra como el fundador de Woodstock Festival del año 1969 quiere organizar otro festival treinta años después para las nuevas generaciones disfruten y revivan la experiencia hippy y el «flower power», ya que en 1994 fue el primer festival que se organiza tras el del final de la década del 60. Woodstock 94 fue un desastre económico debido a que las lluvias torrenciales afectaron a las vallas del perímetro del recinto del festival, permitiendo que se colara publico de forma masiva.

Tras ese intento fallido, vuelve a intentarlo 5 años después, y quieren hacerlo a lo grande y con los grupos del momento. Solo hay que observar el cartel del festival para ver los nombres que aparecen impresos para esta nueva edición, en ella cuentan con el apoyo de MTV que ofrecía en Pay Per View (por unos 60 dólares) la gran mayoría de conciertos.

Woodstock 99 se celebra en un contexto social agitado y preocupado por la violencia en los institutos, cuyo pico es la tragedia del instituto de Columbine y como consecuencia. el polarizado debate sobre la regulación de las armas de fuego. El contexto político, no acompaña por el escandalo Clinton – Lebinski, hecho que marca el inicio del fin de la presidencia de Bill Clinton. Frustración, es lo que mejor define a los adolescentes y jóvenes del final de los años noventa, y la mayoría encuentra en la música la válvula de escape que ayuda a liberar esa presión que sienten

Los episodios recogen los hechos que se sucederían durante el fin de semana, 3 días, con romanticismo nostálgico de los años sesenta, promotores inconscientes del cartel que presentan, son los elementos clave, para transformar paz y amor en rabia.